Tenemos un problema
Esta es la historia de Iker y Alba, dos hermanos traviesos y divertidos nacidos en Vitoria, en el País Vasco. Les encanta jugar juntos y se compinchan para hacerles bromas a sus padres. Antes dormían en la misma habitación, pero ahora que ya son mayores cada uno tiene su propio dormitorio. A ellos les gusta tener autonomía e independencia, porque así Iker puede bailar cuando quiere y Alba dibuja tranquilamente en su mesa de estudio. Sin embargo, a Alba le tocó la habitación pequeña y, desde el día que se instaló allí, siempre ha tenido la sensación de que una mesa más grande le vendría bien, que todo el material que necesita para pintar no le cabe encima de la mesa. A raíz de eso, sus padres decidieron amueblar de nuevo todo su dormitorio, porque así también ganaría más espacio libre y estantes para almacenamiento.
Alba sabía que realmente no era un capricho y por eso estaba muy ilusionada con tener unos muebles nuevos. Con sus padres, empezó a mirar por Internet ideas de otras habitaciones, para ir pensando de qué color querría los detalles o qué distribución sería más conveniente para aquellas cuatro paredes. Su idea inicial era desplazarse a ver exposiciones de muebles, pero encontraron una solución más rápida, cómoda y eficaz. Conocieron YUPIH y vieron rápidamente que era una buena oportunidad. Con los proyectos en 3D a medida podía organizar a su gusto los muebles y hacer todos los cambios pertinentes. El diseño personalizado, al ser gratuito, se iba modificando según el criterio y las recomendaciones de los profesionales de YUPIH y también según las preferencias y las necesidades de Alba.
Primero añadieron la mesa de trabajo y decidieron colocarla en forma de L en la pared. Con eso, ganaron una zona más amplia para hacer los dibujos y Alba consiguió tener todos los lápices a su alcance. La base de la cama pasó a ser un conjunto de cuatro cajones que, además de bonitos, también son muy prácticos, ya que son de distintas medidas y en cada uno se pueden almacenar productos diferentes. Y por último, al no haber ningún armario, decidieron añadir tres estantes en la pared y una estantería que combina módulos abiertos y otros con tapa.
Realizaron la compra y todos estaban ansiosos por ver el resultado final. ¡Alba por fin tendría un dormitorio nuevo! Pasaron unos días y, finalmente, el montador llamó a la puerta. En cuanto vieron la calidad del mueble quedaron convencidos de que la inversión había valido la pena. Alba empezó a saltar de la emoción, pero a quien no le hizo tanta gracia fue a Iker, que sintió envidia y tuvo celos de su hermana. Su reacción fue clara: “¡Yo también quiero una!”. Amueblar toda una habitación de nuevo no es tarea de un día, eso ya lo sabían los dos, porque implica mucho trabajo y trabajo de equipo junto con los profesionales de YUPIH. Por eso los padres pensaron: “Tenemos un problema”.
Aunque Iker se enfadó, ellos le explicaron los motivos de por qué ahora habían cambiado la habitación de Alba y no la suya. Poco a poco lo comprendió, pero aún así, no estaba del todo convencido. Ellos le dijeron que, en cuanto pudieran, también cambiarían la suya y también podría diseñársela él mismo, con sus muebles y sus colores favoritos. Esto ya le gustó más, pero seguía molesto e incluso un poco cabreado. Se le pasó al cabo de unos días cuando Alba le regaló un dibujo de los dos jugando en casa. Aunque le costó reconocerlo, eso le hizo ilusión. Le gustó que su hermana pensara en él y que le regalara este detalle. Cuando están ambos aburridos, siguen bailando y dibujando, aunque ahora lo hacen juntos en la habitación de Alba. Comparten la mesa cuando dibujan y bailan juntos cuando quieren mover el esqueleto. Con una experiencia, han aprendido mil moralejas.