LA CAMA DESAPARECIDA

Llega el mes de septiembre. Ya empieza la cuenta atrás para la vuelta al colegio, pero, antes de empezar la rutina, es momento de aprovechar los últimos días de vacaciones con la familia. Zara Mateo es la madre de Laia y Miriam, dos niñas muy simpáticas de Oliva, una de las ciudades más conocidas de la Safor (Valencia). Ya hace tiempo que tiene en mente una idea un poco atrevida, incluso arriesgada, pero quiere aprovechar la ocasión para hacerles una sorpresa a sus hijas. Si todo va sobre ruedas, si funciona tal y como lo tiene previsto, probablemente será una de las experiencias que, a lo largo del tiempo, sus hijas recordarán con más ilusión. Aunque le falta cerrar un par de asuntos, desea que, al volver de vacaciones, Laia y Miriam se queden boquiabiertas.
Todo empezó hace unos meses. En una habitación estrecha, Laia y Miriam aprovechaban cada rincón
para guardar, ordenadamente, todos sus libros y sus peluches. Junto a la ventana, entre
cada juguete y cada recuerdo, había, discreta, una cocinita de madera, pero lo que imperaba
realmente en la habitación era la cama Montessori. Tenía forma de casa y estaba decorada
con unas bolas de luz de color rosa. Era un espacio agradable y acogedor, pero cada vez era
más difícil mantener el espacio libre, así que Zara pensó que quizás convendría cambiar los
muebles y la distribución de la habitación. Con el armario y la cajonera no tenían suficiente
para guardar todo el material, por lo que había que encontrar una alternativa atractiva,
práctica y a medida para sus hijas
Después de un tiempo mirando y remirando muebles y más muebles, Zara se puso en
contacto con YUPIH. Lo hizo a través del formulario Te lo diseñamos, donde detalló lo que
buscaba. En la habitación alargada quería acomodar dos camas (una para cada una), con
mucho espacio de almacenamiento y una zona bastante amplia para jugar. Rápidamente, el
equipo de YUPIH se puso manos a la obra y le presentó el primer proyecto con una litera
tren. El diseño era bonito y le gustó, pero la litera no le convenció; quería otra propuesta. ¡Y
no hubo problema! Para poder cumplir sus requisitos, la otra opción factible era optar por
dos camas abatibles. Realmente, era una alternativa complicada, ya que, por la anchura de
la habitación, iba un poco justo.
Revisaron que no hubiera ningún obstáculo que dificultara el montaje de los muebles: un
enchufe, un interruptor, un radiador… No había nada. Tuvieron suerte. Con el diseño en 3D,
Zara vio cómo quedaría la composición final. Al entrar en la habitación, sólo se verían los
muebles, lo que les generaba una sensación de amplitud. La mesa estudio quedaría
escondida, ya que también sería abatible, y con la luz natural también se ganaría sensación
de profundidad. También tendrían, encima de cada cama, cajones altos para guardar todo
tipo de objetos y, al lado, una estantería y un armario. Estaba todo medido, todo calculado y
todo diseñado. Y a Zara y a su marido les gustó, así que el proyecto salió adelante.
Mientras Zara estaba convencida del cambio de muebles, sus hijas no lo tenían tan claro.
Ellas decían que ya estaban bien, que no querían unos muebles nuevos. Poco a poco, ella
las fue convenciendo, porque realmente sí que necesitaban más espacio de
almacenamiento. Y lo consiguió, porque a principios de septiembre, Laia y Miriam ya preguntaban
por su nueva habitación.
Los días pasaban y Zara ya empezaba a preparar su idea. Quería aprovechar los días que
iban de vacaciones para hacerles una sorpresa a las hijas, pero, para poder hacerlo, tenía
que hablar con Ferran, del equipo de YUPIH. Quería que, durante los días que estarían fuera
de vacaciones, fuera el montador a preparar los muebles de la habitación, de modo que, al
llegar a casa, Laia y Miriam se llevarían una buena sorpresa. Y mientras inventaba excusas y les
decía que aún tardarían mucho en tener la nueva habitación, ella ya iba cerrando el día y la
hora para que los montadores pudieran ir al piso.
Sin sospechar nada, toda la familia se fue a aprovechar los últimos días de vacaciones. Ya
se lo prepararon bien porque, al volver a casa, ¡Laia y Miriam alucinaron! ¡Aquello sí que fue una
gran sorpresa! Zara y su marido lo disimularon muy bien y guardaron el secreto hasta el
final. Al llegar, fueron directas a la habitación, gritaron y de golpe sonrieron. Cuanto más lo
miraban más desconcertadas estaban: ¡la cama había desaparecido! ¿Dónde estaba? Esto
les dejó paradas un instante, porque no pensaban que pudiera estar escondida. La reacción
inicial, sin embargo, fue increíble. Tanto que Zara dejó de grabarlas para poder disfrutar del
momento.
Con este cambio todo el mundo ha salido ganando. Además de tener más espacio y un
nuevo diseño de los muebles, la habitación ha quedado impregnada de nuevas ilusiones. Al
principio la sorpresa fueron los muebles, pero ahora siguen descubriendo, en cada rincón,
un nuevo detalle. Los libros, los juguetes, la cocinita de madera y los botes de colores ya
tienen un nuevo lugar. Ahora siguen teniéndolo todo al alcance y ordenado. Y ya
aprovechan la nueva cama para estirarse y leer cómodamente. A partir de ahora, también
podrán jugar a esconder objetos dentro de su cama supuestamente desaparecida.